Por una traducción humana
Hace unos 15 años inicié un proyecto dedicado a brindar capacitación de inglés de negocios y a la traducción de textos comerciales. Se llamó VB Servicios Lingüísticos y fue una red de profesionales de diversas disciplinas de comunicación.
En su momento me funcionó bastante bien; sin embargo, el mercado cambió durante estos años —al igual que el mundo y las condiciones económicas del país—, lo que llevó a las empresas a que poco a poco recortaran presupuestos y proveedores. En consecuencia, tuve que prescindir de algunos colaboradores hasta quedarme sola y con muy pocos clientes.
Hace aproximadamente un año y medio entendí que el tiempo de VB Servicios Lingüísticos había terminado y que debía reinventarme profesionalmente, ampliar mis horizontes; en resumen: renovarme o morir.
Y en medio de la incertidumbre y el caos comencé a gestar otro proyecto.
Cuando era (más) joven, solía quejarme todo el tiempo de mi peso corporal. Un buen día, cansado de mi absurdo lamento, un amigo muy querido me dijo: “Sí, eres una ballena, ¡pero eres una beluga!”. Me enamoré. Las ballenas son mi animal favorito y las belugas en particular me fascinan. Lo adopté como sobrenombre por doquier y con el tiempo se fue deformando hasta convertirse simplemente en “belus”.
Y entonces, en la búsqueda de una nueva imagen y un nuevo enfoque de servicios, mi viejo apodo apareció como la mejor opción. Al final del día, era mi proyecto como freelancer y preferí no llamarme simplemente Verónica Bustos y utilizar mi amado seudónimo.
Belus es ahora mi marca, mi página web de servicios profesionales como traductora y capacitadora de inglés, así como gestora de proyectos de traducción. Mis colaboradores más fieles y más preparados me respaldan en los grandes proyectos: Verónica Hermida, traductora legal certificada de gran experiencia y una de las mejores traductoras profesionales que he conocido; Oscar García, intérprete-traductor trilingüe y bloguero, con quien es una delicia trabajar, y Diana Mendoza, psicóloga y maestra de inglés, con quien he hecho equipo en diversos proyectos de capacitación. También cuento con el apoyo de otros colegas, pero ellos tres son mi base. Además de la pasión por nuestro oficio, me une a ellos una sincera amistad y una gran admiración.
En esta búsqueda profesional también tuve que reflexionar sobre los valores que definirían mi nuevo proyecto. Caí en cuenta de que serían los mismos que guiaron a VB Servicios Lingüísticos: honestidad, profesionalismo, entrega puntual, trato personalizado, calidad en el producto y el servicio.
Y en esta reinvención además noté que las herramientas de traducción asistida han alterado la manera en que se realiza el trabajo del traductor y, en consecuencia, el servicio (sin mencionar su afectación en las tarifas).
Si bien no estoy en contra de las herramientas tecnológicas como recurso para hacer más eficiente la gestión de proyectos de gran escala y la rapidez en la entrega, sí estoy convencida de que la traducción nunca debe perder su aspecto antropológico y humanístico. Considero que el involucramiento humano, tanto con el texto como con el cliente, son un aspecto crucial dentro de ese proceso.
Traducir es comunicar; somos seres humanos comunicándonos entre sí. El proceso de traducción se inicia desde la correcta comprensión de las necesidades del cliente y del mensaje que desea transmitir a otros, después de todo no traducimos solo palabras. Sentí que resaltar ese valor en el que creo profundamente era primordial para mi nueva marca.
Creo en la comunicación, creo en el contacto humano y creo que el traductor, el cliente e incluso el autor del texto se nutren mutuamente y crecen juntos como individuos. El servicio basado en la traducción asistida difícilmente logrará abarcar todo eso. Pienso que la traducción precisa del corazón humano y de su creatividad.
Por otro lado, las redes sociales y el uso de plataformas mundiales han cambiado la manera en que nos movemos los freelancers. Ya no necesitamos conformarnos con el mercado local y la traducción se ha vuelto omnipresente ante esta globalización. En particular, la traducción es un oficio que puede realizarse a distancia, lo que hace posible trabajar con clientes que se encuentran en cualquier parte del planeta. Hoy el mundo entero es nuestro mercado y quiero sacarle el máximo provecho. Llegar a otros clientes fuera del país y atraerlos es un nuevo reto para mí, el cual estoy deseosa de enfrentar.
Mi apuesta es por un servicio de traducción con sentido humano, dirigido a un mercado global que se identifique con estas necesidades que van más allá de la inmediatez del trabajo mecanizado por una herramienta y del simple consumo de un producto.
Y pues, aquí estamos.
Con orgullo y amor, te presento a belus human translation.